24.4.06

Qué bonito, qué bonitoooooo.

Después de 3 meses conviviendo con el mal llamado Maestro (¿de qué, piponazo?), os contaré cómo va la cosa esa de convivir con esta poagre de novio.

Sí, sí, aquí vais a leer verdaderas poagres, por si a alguien le quedaba algo de respeto por este... animal, sí, animal.

Qué bonito es el amor, sobre todo si tiene los pies fríos y se porta como un tigre en la cama, dándome zarpazos... con las uñas de los pies.

Qué bonito es el amor, que maúlla como si le hubieran pisado la cola a un gato cada vez que abro la puerta de casa.

Qué bonito es el amor, que me reta a concursos de eructos cuando estamos en la mesa. Los vecinos de al lado deben pensar que tenemos un jabalí por mascota.

Qué bonito es el amor, que se tira pedos por la escalera, y deja uno en la puerta del vecino para que no tenga envidia. ¡Deben pensar que somos unos cerdos!

Qué bonito es el amor, que te tira las pelotillas de los calcetines encima de la ropa y encima tiene la caradura de decirte sonriendo que es para que me lleve conmigo algo de él.

¿¿¿Por quéeee? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Pero a pesar de todo me encanta acostarme muerta de la risa, aunque luego me cueste dormir. Lo echaba de menos, sobre todo después de lo mal que lo estás pasando estos días tan próximos a EFEYL (y la guerra que me estás dando).

Ánimo, que ya queda menos.

1 comentario:

Artorius Magister dijo...

Es tan enternecedor que en vez de "snif,snif" dan ganas de hacer "snuff,snuff"